Que la cosa está muy malita lo he dicho infinidad de veces y lo seguiré diciendo, me temo, pero está claro que eso no debe significar que no disfrutemos de cosas ricas de verdad, de esas que te hacen salivar cada vez que te acuerdas.

Muchas veces, además, nos surgen compromisos o simplemente visitas familiares en las que queremos quedar bien, muy bien y tenemos escasos medios. No es mi caso pero es habitual escuchar a gente quejarse de tener familiares (sobretodo familia política) exigentes, “pijos” o difíciles de contentar. Esta receta os convertirá en los reyes de esas reuniones, de verdad, porque este paté de centollo, que de centollo solo lleva el nombre, si no reveláis los ingredientes dará el pego, seguro.