Está claro que los hijos reciben una influencia directa de los padres, la convivencia, las actitudes y costumbres se van heredando. Con los años van formando su propia personalidad pero, hasta ciertas edades, la verdad es que somos una referencia que ellos siguen. Os preguntaréis ¿a que viene esto? La explicación es sencilla. Los que me seguís conocéis mi afición a probarlo todo, cosa que veo nueva o diferente, cosa que acaba en mi despensa y en “mis perolas”. Pues bien, esa actitud, costumbre o deporte de riesgo que yo tengo se está contagiando a mi nena y, este verano, cuándo estuvo de vacaciones vio unas latas de Coca-Cola diferentes: Coca-Cola Cherry, yo no las había visto en ningún sitio aunque estoy segura de que son habituales de los centros comerciales. Y, claro está, acabaron en mi despensa. Las probamos como bebida y…están buenas, tienen un regustillo de fondo que no acaba de encajarme, seguramente porque tomo bastante Coca-Cola Light y cambiar ese sabor…cuesta. Decidí aprovecharlas en algo dulce, ese toque a cerezas resulta interesante a la hora de elaborar algo con ellas y aquí os dejo el resultado. Un bizcocho de sabor intenso a chocolate, con el toque de las cerezas y suavizado por la nata que usamos para adornar.
Ingredientes:
- 250 gr. de harina.
- 40 gr. de cacao (yo uso Valor).
- 200 gr. de azúcar glass (*).
- 10 gr. de levadura tipo Royal.
- 220 ml. de leche.
- 2 huevos.
- 200 gr. de mantequilla (**).
- 200 ml. de Coca-Cola Cherry.
- 200 gr. de cerezas en almíbar.
- 400 ml. de nata para montar + 60 gr. de azúcar glass.