Esta es una de las recetas más fáciles que he hecho últimamente, y eso que casi todas lo son. Perfecta para compartir en una cena con amigos, más saludable que una pizza y con un sabor estupendo. Económica, se hace en un momento y se pueden variar los ingredientes al gusto de los comensales incluso, igual que las pizzas, hacer la mitad de un ingrediente y la otra mitad de otro. Sabéis que yo soy partidaria de sacar el máximo rendimiento a ingredientes que tenemos en la despensa y que a veces comemos sin aprovechar todo su potencial y, una simple lata de sardinillas, se puede convertir en algo mucho más sabroso que un pincho de media mañana.
Si no os gustan las sardinillas podéis sustituirlas por caballa (en aceite o en escabeche), atún, boquerones o sardinillas frescas en vez de en conserva (en este caso lavaremos y limpiaremos bien el pescado y salaremos antes de usarlo), etc…
Ingredientes:
- 1 plancha de masa quebrada (la mía de Lidl).
- 1 lata grande de sardinillas en aceite.
- 1 tomate grande o dos medianos.